Compañeros De Trabajo: Rosalinda Masson
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Septiembre 15, 2021
Octubre 21, 2020
La muerte de George Floyd, cuya vida todos vimos dejar su cuerpo cuando un oficial de policía se arrodilló sobre su cuello durante ocho minutos y 46 segundos, fue un shock para muchos, pero no un shock para muchos. El malestar que vimos desarrollarse en ciudades de todo el país durante la semana pasada fue un shock para muchos y, sin embargo, no fue un shock para muchos.
Ambas realidades – racismo y rabia – estuvieron ahí por mucho más tiempo que esos 8 minutos y 46 segundos. Mucho más que en los últimos días. Visto o experimentado por algunos. Invisible o ignorado por otros. Pero ahora, especialmente a través de nuestros dispositivos y nuestras pantallas, se sientan incómodos al lado de cada uno de nosotros, sin importar dónde estemos. Pero ahora, especialmente a través de nuestros teléfonos móviles y nuestras pantallas, se sientan incómodos al lado de cada uno de nosotros, sin importar dónde estemos. Se niegan a seguir sin ser vistos ni reconocidos por más tiempo.
Los problemas detrás de esta ira son sistémicos. Pero cada uno de nosotros es parte del mismo sistema, influyendo en su movimiento y dando forma a su carácter con cada elección que hacemos, sin importar cuán aparentemente insignificante sea. Una vez que veamos realmente este problema, podemos optar por comprender nuestros roles y responsabilidades individuales en él.
No podemos permitirnos sentirnos abrumados por estas imágenes difíciles y concluir que estos problemas son demasiado grandes para que podamos hacer algo al respecto. Podemos crear un cambio con cada intención y elección que hagamos en el futuro. Momentos como este nos desafían y nos recuerdan que debemos permanecer alerta ante la injusticia.
Mientras mis compañeros de trabajo en Mercy Home trabajan con nuestros jóvenes y familias, toman la decisión de ver el impacto de esta injusticia y esta injusticia. Son testigos de los traumas colectivos provocados por la desigualdad de oportunidades, la desinversión, la discriminación y la indiferencia. Y abordan la injusticia que ven como las Escrituras nos ordenan que hagamos. Nuestra iglesia nos dice que sembremos paz trabajando por la justicia.
Esta causa no se sirve derribando y tomando. Solo edificando y dando. De eso se trata esta misión de Mercy Home y estamos llamados a promover la causa de la justicia por las relaciones que construimos y por la esperanza que damos.
Y mientras vemos y respondemos, también debemos escuchar. Debemos estar presentes para el dolor del otro. Oro para que creemos ese espacio para escuchar y edificarnos unos a otros.
El ideal de justicia a menudo se representa como ciego. Pero como pueblo compasivo, no estamos ciegos ante la realidad de la injusticia. Lo vemos a través de los ojos de Dios y lo remediamos mediante la instrucción de Dios. Seamos confortables los unos a los otros y continuemos haciendo nuestra parte para remediar la injusticia a través de la misión de Mercy Home y a través de nuestras acciones diarias.
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