Brooklyn Encuentra Terreno Firme
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Si bien no existe una “receta universal” para una vida feliz, existen algunos ingredientes que todos podemos incorporar para vivir una vida más alegre. Y entre ellos, quizás el más importante sea la gratitud. De hecho, no puedo pensar en una sola persona que viva su vida agradecida por las bendiciones que Dios le ha otorgado y que no sea también una persona alegre.
Alaba, alma mía, al Señor.
La gratitud es una decisión. No siempre es algo que se da con facilidad o de manera natural. Cuando un ser querido es llamado a casa de Dios, ¿lo maldecimos por llevárselo o le agradecemos por el tiempo que pasamos con él? Cuando nuestra situación financiera empeora, ¿maldecimos a Dios porque nuestro flujo de efectivo se ha reducido o le agradecemos porque seguimos siendo mucho más afortunados que muchas otras personas en todo el mundo? Y cuando enfermamos, ¿maldecimos a Dios por la enfermedad o le agradecemos por darnos la fe para ayudarnos a superar la prueba? Estas son situaciones y desafíos de la vida real que muchos de nosotros enfrentamos—y también son decisiones reales sobre cómo elegimos enfrentarlos.
A lo largo de mis muchos años de ministerio, he tenido la bendición de conocer a personas con regularidad que comprenden lo generoso que ha sido el Señor con ellas. Saben que esto significa que, a su vez, deben ayudar a los menos afortunados. Durante todo el año, y especialmente en torno a las fiestas de Acción de Gracias y Navidad, me siento honrada por la amabilidad y generosidad que se muestra a los ministerios de Mercy Home.
La gratitud es una decisión. No siempre es algo que se adquiere de forma fácil o natural.
Hay niños pequeños que donan su dinero para garantizar que los niños de Mercy Home tengan un lugar seguro y lleno de amor donde crecer. Conozco familias que deciden que, en lugar de comprar regalos para ellos mismos, donarán regalos a los niños y niñas confiados a nuestro cuidado. Son personas extraordinarias que me recuerdan que no existe la gratitud pasiva, sino que la gratitud debe vivirse con el conocimiento de que Dios nos bendice para que podamos extender su misericordia a los demás.
En este mes de Acción de Gracias, cuando nos tomamos un día para celebrar todo lo que hemos recibido y dar gracias a Dios por las muchas maneras en que nos ha bendecido, te animo a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la gratitud y el papel que desempeña en tu vida. Sabe que yo haré lo mismo y consideraré tu presencia en la familia de Mercy Home como una bendición para mí, para nuestros hijos y para nuestro Hogar.
La gratitud debe vivirse con el conocimiento de que Dios nos bendice para que luego podamos extender su misericordia a los demás.
De parte de todos nosotros en Mercy Home, te deseamos a tí y a tus seres queridos muchas bendiciones durante esta época especial del año. Recuerda las intenciones de tus compañeros feligreses y ten la tranquilidad de saber que ellos también están rezando por tí. Y sabe, como siempre, que mis más sinceras oraciones están contigo. ¡Feliz Día de Acción de Gracias!
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