Octubre 20, 2021

A primera vista, Calvin parece un niño sin preocupaciones en el mundo. Batea jonrones sin esfuerzo cuando juega béisbol y trae buenas notas a casa. Es un joven que sonríe a menudo, la mayoría nunca adivinaría el dolor que ha experimentado.

A diferencia de algunos de nuestros hijos, Calvin tuvo una infancia extremadamente feliz. Creció en un hogar amoroso y estable con dos padres que lo cuidaban bien. Siempre fue atlético y le fue bien en la escuela. Había muy pocas razones para que Calvin se sintiera infeliz.

Pero todo eso cambió poco después de que Calvin comenzara el sexto grado. Comenzó como cualquier otro día—Calvin fue a la escuela mientras sus padres iban a trabajar. Pero cuando lo llamaron a la oficina del director, descubrió que sus dos padres murieron en un accidente automovilístico después de ser atropellados por un conductor ebrio cuando se dirigían a la escuela para recogerlo.

En ese instante, el mundo entero de Calvin colapsó. De repente, quedó huérfano y fue enviado a vivir con una tía y un tío en otra ciudad. No los conocía bien, pero siempre parecían lo suficientemente agradables. Eso resultó no ser del todo cierto. Su tía y su tío tenían muchos problemas propios y no estaban preparados para tener un hijo viviendo en su casa. No parecía importarles cuánto le dolía a Calvin. En cambio, a menudo lo dejaban solo en casa, sin cenar y, a veces, incluso lo culpaban por la pérdida de sus padres. Este tipo de negligencia dejó profundas heridas emocionales.

Calvin, una vez un joven brillante y extrovertido, cayó en una profunda depresión. Se encerró en todos los que le rodeaban. Sus calificaciones bajaron y comenzó a pelear en la escuela. Nada parecía importarle mucho. Un maestro notó el cambio drástico y lo dirigió a la trabajadora social de la escuela. Ese trabajador social recomendó Mercy Home.

Una vez que Calvin se mudó a Mercy Home, finalmente sintió el tipo de seguridad que una vez había conocido mientras vivía con sus padres. Con la carga de vivir con su tía y su tío abusivos, Calvin se animó rápidamente. Encontró consuelo en confiar en mis compañeros de trabajo y en los otros chicos con los que vivía.

Con nueva confianza, Calvin comenzó a recomponer las piezas de su vida. Con la ayuda de su tutor, pudo elevar sus calificaciones a las que tenían antes del accidente de sus padres. El aliento y la orientación que recibió Calvin en Mercy Home lo inspiraron a convertirse algún día en trabajador social para poder ayudar a los niños en situaciones como la suya.

Calvin encontró lo que estaba buscando en Mercy Home: una familia que lo aprecia. Después de perderlo todo, qué alegría es decir que Calvin ahora tiene un futuro brillante por delante, gracias a Partners in Prayer como tú. Your support truly makes a difference in the lives of kids just like Calvin. I hope you continue to keep our boys and girls in our prayers, and rest assured that you are in ours.