De la Lucha al Éxito
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A mediados de este mes, hacemos la transición del Tiempo Ordinario al Tiempo de Cuaresma. Este es un momento para recordar que a lo largo de toda la historia humana, nadie como Jesús ha caminado sobre la tierra. Conocemos las notables historias de su poder divino manifestado de forma clara, poderosa e incluso rutinaria a lo largo de su ministerio. Estas historias sirven como recordatorio de por qué los próximos 40 días son una oportunidad muy especial para crecer en nuestra relación con Dios y profundizar nuestro compromiso con una forma de vida, arraigada en nuestro bautismo.
Como cristianos, todos tenemos una misión. Sabemos esto muy claramente hoy y entendemos que la misión de Cristo es también la nuestra. Hablamos, a través de nuestras acciones, en nombre de Cristo y lo que el mundo sabrá de él, lo sabrá gracias a nosotros.
Sin embargo, al comenzar la temporada de Cuaresma, también se nos aconseja no actuar como hipócritas. Son aquellos que actúan piadosamente por el bien de las multitudes y de su propia exaltación. En cambio, cuando ores, ayunes o des limosna, debes hacerlo en secreto para que tu Padre “que ve en lo secreto te lo pague.” Jesús pide acciones sinceras porque todo lo demás es inútil.
Como dice T.S. Eliot observa en Asesinato en la catedral: “La última tentación es la mayor traición: hacer lo correcto por razones equivocadas.” Si quieres agradar a Dios, debes realizar tus actos religiosos sólo para Dios.
La última tentación es la mayor traición: hacer lo correcto por motivos equivocados.
– Asesinato en la Catedral, T.S. Eliot
El crecimiento espiritual resulta menos de cambios externos y más de cambios internos que tienen lugar al hacer buenas obras. Hacerlos es importante, pero la razón por la que los hacemos es aún más importante. Nuestra humildad da lugar a la humildad de los demás, por eso primero debemos quitar cualquier viga de nuestro propio ojo.
La Cuaresma es una oportunidad extraordinaria para reflexionar sobre nuestros patrones, orar más profundamente, experimentar dolor por lo que hemos hecho y no hemos podido hacer y ser generosos con los necesitados. En el Evangelio del primer domingo de Cuaresma, escuchamos la historia de la tentación de Jesús por parte de Satanás en el desierto. Jesús sabe que el camino a la gloria implica ser fiel a Dios y al pueblo de Dios. Si bien esto puede implicar sufrimiento y pérdida, también conduce a una corona de gloria.
Durante este tiempo santo de Cuaresma, sigamos todos el ejemplo de Cristo, siendo fieles a la invitación de Dios de ayunar, orar y cuidar de los necesitados, confiando que nuestra recompensa siempre se encontrará en Dios.
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