August 28, 2024

Desde que Marisa tiene memoria, sus padres la ignoran. Ambos eran tan pequeños cuando ella nació que no sabían realmente cómo ser padres. Cuando su madre no estaba trabajando en uno de sus tres empleos, ella a menudo encontraba otras razones para estar fuera de casa. Y Marisa apenas veía a su padre.

Cuando Marisa era pequeña, se esforzaba mucho por conseguir la atención de su madre. A veces se portaba mal con la esperanza de que su madre le prestara atención. Pero con el paso de los años, se hizo evidente que su madre la veía más como una carga que como cualquier otra cosa.

Durante toda su vida, Marisa solo quiso el amor incondicional que veía que otros niños recibían de sus padres. Cuando empezó la escuela secundaria, le pareció claro que ese amor nunca vendría de su madre. Así que lo natural fue buscarlo en otra parte. Creyó que lo había encontrado en su novio.

Su novio era demasiado mayor para ella. Había abandonado la escuela secundaria y se relacionaba con gente peligrosa. También controlaba demasiado a Marisa, pero ella no tenía idea de cómo debería ser una relación sana. Simplemente pensaba que era normal.

El novio de Marisa la presionaba constantemente para que faltara a la escuela. Si bien Marisa nunca había sido una estudiante sobresaliente, disfrutaba de la escuela y obtenía buenas calificaciones. Pero no tenía idea de cómo resistir la presión que ejercía su novio para que faltara a clases y pasara tiempo con él. Pronto, faltaba días o semanas a la escuela.

Marisa se relacionó cada vez más con los amigos de su novio, aunque sabía que no eran el grupo adecuado. Si bien se negaba a consumir drogas con ellos, su novio y todos sus amigos abusaban de ellas con frecuencia. Marisa estaba expuesta al consumo de drogas casi todos los días.

Aunque Marisa empezaba a sentirse incómoda con el giro que estaba tomando su vida, no veía otra opción. Su novio le recordaba con frecuencia que él era el único que la amaba y a ella le preocupaba que tuviera razón.

Finalmente, el novio de Marisa tuvo problemas con la policía por consumir drogas. Como Marisa estaba con él en ese momento, la policía también la interrogó. Desesperada por no meterse en problemas también, le explicó su situación. El policía le habló de Mercy Home—un lugar donde la querrían y cuidarían.

A Marisa le intrigó la idea. Después de visitar el Hogar y reunirse con algunos de nuestros compañeros de trabajo, supo que era el mejor lugar para ella.

Cuando Marisa se mudó por primera vez, no estaba dispuesta a abrirse. No quería compartir detalles sobre el abandono de su madre, el abuso de su novio o lo atrasada que estaba en la escuela. Permanecía en silencio la mayor parte del tiempo, observando a las otras chicas desde la distancia.

Por más renuente que fuera Marisa a abrirse, mis compañeros de trabajo nunca dejaron de hacerle saber que se preocupaban por ella. Con el tiempo, se dio cuenta de que estaba en un lugar seguro y que allí la querían y la cuidaban.

Una vez que Marisa se dio cuenta de que, por primera vez, formaba parte de una verdadera familia, empezó a sentirse realmente cómoda en Mercy Home. Empezó a participar en conversaciones con las otras niñas durante las comidas y a compartir detalles de su día con los miembros del personal.

Marisa también se matriculó en una nueva escuela secundaria, donde podría empezar de nuevo. Con tiempo para centrarse en sus estudios y tutores que la ayudaron a ponerse al día, sus notas han ido mejorando de forma constante.

Antes de venir a Mercy Home, Marisa nunca pensó en su futuro. Pero ahora sabe que le espera un futuro prometedor gracias a su amor, sus oraciones y su apoyo.

Ten en cuenta: Nos preocupamos profundamente por proteger la privacidad de nuestros niños, los nombres y ciertos detalles de identificación en esta historia se han cambiado.