De la Lucha al Éxito
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La vida no es justa. Es una declaración tan simple, pero una verdad tan difícil de enfrentar para muchos de nosotros. A través de mi trabajo con los jóvenes en Mercy Home, he llegado a ver que a cada uno de nosotros se le reparte una carta determinada de la baraja y no podemos devolverla. En cambio, debemos aprovechar al máximo la carta que se nos ha repartido. Y, como cristianos, debemos seguir el ejemplo de Jesús para que algún día podamos entrar en el reino.
Este pensamiento se me ocurrió por primera vez cuando me reuní con algunos de nuestros muchachos en el invierno. Varios expresaron lo agradecidos que estaban de tener un lugar como Mercy Home – un lugar seguro donde pueden tener una buena noche de descanso, comidas regulares y la oportunidad de recibir una buena educación. Es un gran contraste con la difícil vida familiar de la que muchos vienen. Han lidiado con el abuso, la pobreza y la violencia en sus comunidades y padres que están demasiado atrapados en su propias luchas como para cuidar adecuadamente a su hijos. Sin embargo, a pesar de todo esto, estas cartas verdaderamente desafiantes que se han repartido a nuestros hijos, todavía están buscando un futuro mejor. Depende de nosotros, no importa qué carta nos repartan, encontrar el camino correcto y seguir a Jesús.
El pasaje del Evangelio del vigésimo quinto domingo del tiempo ordinario nos recuerda cómo, incluso cuando la vida parece injusta, Dios nos pone en igualdad de condiciones. Como Dios, el terrateniente en el Evangelio trata a todos los trabajadores de la viña de manera justa y generosa. El terrateniente es amable con todos sus trabajadores, sin importar la hora del día en que comenzaron su trabajo. De la misma manera, no importa quién siga a Jesús primero. Más bien, lo que importa es que sigamos el ejemplo de Jesús con todo nuestro ser. Somos increíblemente afortunados de que Dios nos trate tan bien – incluso mejor de lo que merecemos. Incluso cuando fallamos, él es paciente con nosotros. Demos gracias a Dios por la generosidad y el amor que se nos brinda a cada uno de nosotros.
Durante todo el mes de septiembre, todos estemos agradecidos por la generosidad de Dios para con nosotros, que es tan grande y generosa que cada uno de nosotros heredará el reino, sin importar quién venga primero a trabajar en la viña y siga el mensaje del Evangelio de Jesús. Oro para que podamos ser conscientes de que, si bien a cada uno de nosotros se le ha repartido una carta diferente, Jesús nos da la bienvenida a todos en el reino con los brazos abiertos. Te animo a tener el mismo espíritu acogedor hacia los demás y vivir verdaderamente su ejemplo.
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